viernes, 3 de agosto de 2012

Mantenimiento

En la UNAM aprovechan los periodos vacacionales para hacer cambios o reparaciones que son más difíciles cuando andamos por ahí. Este verano pusieron muchos nuevos topes de estilo prehispánico (de monumentales dimensiones y geométricos diseños). Además talaron mi árbol favorito. De modo que ahora puedo ir más despacio y no ver nada de interés.

sábado, 5 de mayo de 2012

Una pepita

De vez en cuando, me encuentro alguien que dice muy bien algo que he pensado. Éste es el caso del inicio de la columna de Antonio Muñoz Molina en el suplemento Babelia del País de la semana pasada:

Decía Borges que los seres humanos nacen aristotélicos o platónicos; yo he pensado muchas veces que nacen, nacemos, acreedores o deudores, de modo que hay quien se pasa toda la vida exigiendo lo que se le debe y quien vive angustiado por las deudas urgentes que se le están reclamando siempre. También empiezo a sospechar que se nace para estar dentro o para quedarse o sentirse fuera, para creerse instalado sin incertidumbre o para temer a cada momento que lo expulsen a uno de donde acaba de llegar, que vayan a rechazarlo cuando se acerca al control de pasaportes de un aeropuerto, incluso que no se le vayan a abrir unas puertas automáticas. La paradoja es que la mayor parte de los logros más valiosos, en las artes o en las ciencias, suelen deberse a personas que están fuera, o al menos al margen, o en una esquina no privilegiada; y que quienes se encargan de juzgar y de extender certificados de legitimidad son los que están dentro, los situados, los instalados, los que mucho antes de llegar a su posición inapelable ya la presentían, ya la ejercían, ya estaban entrenándose.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Parque dominguero

Hace un mes que me cambié de casa. Me moví 8 cuadras de donde viví durante 12 años. Uno se podría imaginar que esto cambió poco mi vida, pero sigo adaptándome.

Por lo pronto ya encontré un cafecito local que me gusta, con muy buen café y un frappé de horchata increíble. Además hay un parque lindísimo, el Parque Xicoténcatl, a sólo un par de cuadras. El único problema que tiene es que la única forma de llegar a él es por calles con muchísimo tráfico. Así que ése será mi parque para los domingos, y seguiré explorando.

viernes, 20 de enero de 2012

Mi plástico cerebro

El lunes me rayé la cornea quién sabe con qué. El martes vi a la ojóloga y me mandó una pomada y un parche por 24 horas. Empecé durmiendo, así que no lo noté, pero al despertar todo se sentía oscuro (con la mitad de conos y bastones) y plano (sin estereo). Después de algunas horas de andar a tientas, dejé de estar consciente del problema, y seguí haciendo mi vida normal (aunque dentro de casa, ¡claro!). A la noche, cuando me quité el parche, fue nuevamente desconcertante, pero esto duró mucho menos tiempo. Me alegra saber que aún a mi avanzada edad un cerebro se puede adaptar cuando hace falta.

viernes, 14 de octubre de 2011

Sin brújula

Hace algunas semanas Miguel Ángel Granados Chapa dejó de dar su Plaza Pública por Radio UNAM. Esta mañana, en su columna con el mismo nombre en el periódico Reforma, se despide brevemente.

A mí me queda un enorme hueco. Nadie como él se detiene a mirar las noticias con cuidado, para tratar de entender bien. Hay algunos otros comunicadores que respeto, y que desde antes he seguido, pero siento que me he quedado sin brújula en un paisaje demasiado complejo.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Alucinógeno

Con libros como el que acabo de terminar, no hacen falta las substancias psicotrópicas. Invisible Man, de Ralph Ellison es una novela sobre la vida de un negro en los Estados Unidos a mediados del siglo XX. En parte porque su personaje principal no siempre entiende lo que le sucede, pero también porque las circunstancias entonces eran tan bizarras, el ambiente que predomina es como el de una pesadilla. Y es justamente por esta sensación que me recordó otro libro en el que predomina el mismo ambiente: Kangaroo Notebook, del japonés Kobo Abe.

jueves, 1 de septiembre de 2011

¡Me doy!

Hace como un año, compré un libro nomás por su portada. Tiene el gran título (extraído de un poema de Rubén Bonifaz Nuño) de Tigre la sed. Se trata de una antología de poesía mexicana de 1950 a 2005. Entonces lo empecé a leer por adelante y no me agarró. Supuse que era porque se trataba de los poetas más distantes de nosotros en el tiempo. Así que ahora lo empecé por atrás, con los poetas más recientes. Cada noche, antes de dormir, he estado leyendo los poemas seleccionados de un par de autores. Anoche tuve que dejar el libro pues está editado con las patas. Tiene muchísimos errores y eso en poesía lo hace completamente ilegible.

De modo que, una vez más, estoy sin algo que leer antes de dormir y regreso a mi vicio, que son los audiolibros. Mientras escribo esto, estoy decargando Invisible Man, de Ralph Ellison.