Hoy terminé mi auto-prohibición de usar Internet durante la semana de vacaciones. Me sirvió para vivir más en el hoy.
Entre otras cosas placenteras, fui de librerías; no a buscar sino a dejarme atrapar por algún libro. Por su nombre me agarró: Diario de sueños, un poemario de Homero Aridjis. Al abrirlo supe que el título no es un recurso o una imagen poética, sino el nombre más adecuado para esta colección de versos producidos a lo largo de años de anotar sueños al despertar y luego dejarse llevar por los ambientes y las imágenes de ese otro mundo para escribir poemas.
Mi favorito hasta el momento (me saboreo unos cuantos cada noche antes de dormir) es éste:
Hoy hubo dos mañanas:
la que vimos en el agua,
y la que estaba dentro de nosotros
fluyendo en la montaña;
como si sobre la mañana
flotara otra mañana.
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